Perteneciente al patrimonio mundial de la humanidad, el Mont Saint Michel no permanece por ello
menos sensible al paso del tiempo. Este es el caso de los contrafuertes Oeste de la Abadía donde
los morteros de unión necesitaban una regeneración por inyección. Por ello la necesidad de
disponer de una lechada de cal tradicional y con la finura adecuada a los morteros a regenerar,
obligó a recurrir a un microcemento hidráulico especial.